jueves, 21 de diciembre de 2017

Más viejo que las pirámides de Egipto

EE UU no desvela el emplazamiento de un árbol de 5.067 años para evitar que sea dañado.
 
En 1964, un geólogo llamado Donald Currey descubrió el árbol más viejo de la Tierra después de matarlo. Currey se encontraba en el Pico Wheeler (Nevada) para desarrollar una línea de tiempo glacial de la zona y, para ello, se dedicó a contar los anillos de Pinus longaeva, el pino longevo. En su estudio utilizó una especie de perforador para sacar muestras de los troncos, pero en uno de ellos - etiquetado como WPN-114, apodado como Prometeo - se le quedó atascado. Currey avisó al Servicio Forestal, que taló el árbol titánico para recuperar el aparato. Cuando el científico empezó a contar los anillos se dio cuenta del error que había cometido. En un artículo para la revista Ecology escribió: "Se puede concluir tentativamente que WPN-114 comenzó a crecer hace unos 4.900 años". Currey, sin saberlo, había matado un árbol de 4.844 años. El árbol más viejo datado hasta ese momento.
 
La muerte de Prometeo enojó a prensa y público, pero por otro lado alentó la creación del Parque Nacional de la Gran Cuenca que protege los pinos longevos; no se puede talar ni recolectar su madera. Los Pinus longaeva también crecen en Utah y California donde habita el ejemplar con más años. En las Montañas Blancas sigue vivo - quintuplicando su tocayo bíblico - Matusalén, de 4.850 años de edad. Pero aún hay otro más viejo que Matusalén.
 
El top del ranking es presidido por un árbol sin nombre de 5.067 años. Estos árboles ya existían antes que los egipcios construyeran las primeras pirámides, por eso su ubicación es un secreto. El Servicio Forestal de Estados Unidos se niega a revelar sus coordenadas exactas para evitar vandalismos (de hecho, no hay ni imágenes). Ciertamente, sería una aberración encontrar los nombres de una pareja pasajera tatuados en la corteza de estos árboles milenarios.
 
Los pinos longevos residen en altas altitudes por encima de los 3.000 metros, en tierras áridas y rocosas azotadas por gélidos vientos. A lo largo de los años, estas condiciones adversas los han convertido en una especie curtida, fuerte y, sobre todo, duradera. Paradójicamente, la naturaleza - como si fuera un escultor macabro - les ha otorgado un aspecto moribundo. El tronco retorcido está cubierto por una capa gruesa de resina que lo protege de la putrefacción, de parásitos y hongos. Por el contrario, el chispazo de un relámpago puede prender la corteza resinosa.

sábado, 9 de diciembre de 2017

En Almería, el azufaifo se convierte en pieza clave contra el cambio climático

El proyecto Life Adaptamed sigue su curso. Almería se ha convertido en un verdadero laboratorio de lucha contra el cambio climático y este es el proyecto de mayor envergadura, ya no solo por financiación, sino por que cuenta con herramientas de última generación para llevar a cabo los estudios y porque no se basa solo en un análisis, también está aplicando sobre el terreno una batalla para luchar contra un fenómeno que podría expandir la semiaridez de Almería a buena parte del resto de España. Igual es tarde, quizás no. 
 

En el proyecto Europeo Life Adaptamed, que en Almería trabaja en Cabo de Gata, son de vital importancia los azufaifos. Gracias al gran dosel vegetal que generan son muy activos en la mitigación del cambio climático en zonas áridas a través de la fijación del carbono en sus hojas. Además, ofrecen hábitat para numerosas especies animales, siendo de particular importancia los insectos que albergan y que pueden ser beneficiosos para la agricultura. De la misma forma, contribuyen al control de la desertificación al permitir el desarrollo de la vida bajo condiciones ambientales muy rigurosas y a las avenidas en ramblas. Además, los azufaifas regulan el ciclo ya que participan de las transferencias de agua desde el suelo hasta la atmósfera mediante la evaporación de agua a través de sus hojas.
Mantener estos matorrales y toda la biodiversidad asociada a ellos es uno de los objetivos del proyecto Life ADAPTAMED. Su principal peculiaridad reside en que, según explica Amigos del Parque Natural Cabo de Gata, debido a las largas raíces que poseen, son capaces de aprovechar las aguas subterráneas, un recurso sólo accesible a ellos. Es precisamente esta característica la que explica su carácter de plantas caducifolias que mantienen sus hojas turgentes desde la primavera hasta el otoño.
 
En zonas como Cabo de Gata potencian su siembra para mitigar los efectos a través de la fijación del carbono en sus hojas. Cabo de Gata es un escenario vital al dar cabida a las mejores muestras de ecosistemas áridos europeos.
 

El proyecto Life Adaptamed -que trabaja con ayuntamientos, asociaciones, población y trabajadores-, es gestionado por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía y cuenta con unos fondos de 5,5 millones de euros.

La serie de amenazas que tiene el parque